Un nuevo enfoque de la articulación basado en la escucha e imitación del lenguaje rítmico de los grandes músicos del jazz

¿Puede el violín integrarse totalmente en el jazz? Mi respuesta es afirmativa, y es por eso por lo que planteo esta metodología.
Sus bases son escuchar, transcribir e imitar, y este es el camino para que poco a poco te vayas enamorando más del jazz: mediante el conocimiento y la vivencia de la propia música. Todo lo que propongo, por tanto, está basado en la imitación y la transcripción del lenguaje jazzístico. Llegará un momento, antes o después, en el que notarás que el jazz y la posibilidad de poder improvisar y crear llenan tu vida, y cada vez querrás dedicarle más horas.
Mientras me formé como músico de jazz en una big band, llegué a echar de menos algunos referentes violínisticos que se acercaran a la forma de interpretar de los músicos que tenía en mente cuando pensaba en este estilo (Chet Baker, Dexter Gordon, Ben Webster, Lester Young, Bill Evans, Charlie Parker, John Coltrane y un larguísimo etcétera). Adaptar sus solos en transcripciones me llevó a la búsqueda de una articulación que me permitiera imitar sus aspectos rítmicos adaptándolos a la técnica del violín para que sonaran igual.
He escrito esta metodología para vosotros, para los violinistas e instrumentistas de cuerda que queráis entrar en el mundo del jazz, para aquellos que ya le dedicáis mucho tiempo pero queréis estudiar este lenguaje desde otra perspectiva rítmica, y para los profesores que necesitáis una nueva herramienta para ayudar a vuestros alumnos a entender el violín como un instrumento integrado en el jazz.
Élia Bastida